miércoles, 15 de julio de 2020

En las sombras


Vuelvo a mirar el reloj. Las 3 de la mañana.

-Otra vez...- Pienso mientras dejo caer mi cabeza sobre la almohada. -Todas las noches igual...-

Me giro sobre mi mismo para ver si puedo volver a dormirme rápidamente, pero tras un rápido parpadeo algo llama mi atención. Me quedo paralizado, mi mente trabaja a toda prisa intentando sacar una explicación, pero yo se lo que estoy viendo.

Intento encender la luz, pero mi mano no se mueve, intento gritar, pero de mi boca no sale ningún sonido, por un segundo creo que ni parpadeo. Mi corazón no para de latir, cada vez más fuerte, cada vez más rápido. Veo que se empieza a mover y... Suena el despertador, lo ignoro y me giro rápidamente. La silla esta vacía ¿Habrá sido un sueño?

Me despierto sobresaltado. He cenado demasiado y me esta pasando factura. Levanto la cabeza para mirar el reloj. Las 3 de la mañana.

-No puede ser, tiene que ser una broma. Es imposible que lleve una semana despertándome todos los días a la misma hora.

Me giro, hecho mano de la botella que tengo en la mesilla y le doy un trago largo, la vuelvo a dejar, pero antes de que pueda llegar a soltarla vuelvo a verlo.

-!Imposible! Es mi imaginación. Es mi imaginación. !Duérmete!- Me grito mentalmente, pero mi cuerpo no responde. Sigo teniendo agarrada la botella. Noto que la estoy apretando con mucha fuerza, pero no puedo soltarla. Vuelve a moverse. !Se ha levantado! Mi corazón late desbocado y... Suena el despertador. Me incorporo rápidamente, la silla sigue vacía. Pero al levantarme me noto los pies mojados. Miro al suelo y veo un gran charco de agua. Desvió la mirada hacia la mesilla y puedo ver mi botella volcada y tan estrujada que esta inservible.

-No puede haber sido un sueño.- Me digo. -No 2 veces seguidas.

Me despierto súbitamente. He tenido una pesadilla. Tapo mi cara con mis manos, pienso en mirar el reloj, pero no me atrevo a mirar. Las 3 de la mañana. Mi temor a causa de la pesadilla va aumentando. Me quedo mirando el reloj, esperando que cambie de minuto, que pase todo ya. Me da pánico girarme hacia la silla.

Sigo mirando el reloj. He estado contando y ha pasado más de 1 minuto. Según mis cálculos han pasado muchos más, pero el reloj sigue marcando las 3 en punto. Sentado en la cama, giro la cabeza lentamente, como si no quisiera que se viera que me estoy moviendo, dando a entender que sigo mirando el reloj.

Ahí esta de nuevo. Un escalofrió recorre mi alma.

-¡No! ¡No puede ser! ¡He sacado la silla de la habitación!

Ahí, sentado frente a mí. Sin mover un solo musculo. Vuelve a moverse, a levantarse. ¡Camina hacia mí! El corazón quiere salir de mi pecho. Salir corriendo. Pero al igual que mi cuerpo, no se mueve, se queda inmóvil.

Vuelve a sonar el despertador. Salto de la cama, cojo la silla y la lanzo por la ventana con un sonoro grito. Por suerte aún no hay nadie en la calle. Desde mi ventana veo estallar la silla en pedazos y esparcirse en todas las direcciones.

-Se acabo. Esta noche pienso dormir del tirón.

Me meto en la cama, miro a mi alrededor, la silla ha dejado un hueco vacío. Pienso en comprar una nueva, pero descarto esa idea rápidamente. -Por la mañana pensare que poner ahí.- Digo. -No tengo prisa, no es malo tener un espacio libre.

Estoy incomodo, siento un dolor en el pecho, más calor de lo normal y me cuesta moverme. Siento una sensación extraña, como si me mirasen fijamente. Abro los ojos, pero no quiero creer lo que ven. Mi boca se abre de par en par y donde debería haber un grito desgarrador, sólo hay silencio. Una lagrima cae por mi mejilla mientras pienso en la silla haciéndose trizas contra el suelo.

Era mi seguro y yo lo he destruido. Se lo he puesto en bandeja. Veo que gira la cabeza mientras sonríe burlonamente y noto como su mano me atraviesa el alma.

El reloj muestra las 3 de la mañana.