lunes, 28 de diciembre de 2020

Invisible


Cuéntamelo todo, desde el principio.

Toda la vida he sido un paria social, nací el último, todo era heredado, todo era de otros, nada nuevo para mí.

No tan al principio...

Has dicho que todo, no me cortes ahora.

¿Por donde iba? Ah si. Mi familia preferían a los demás, nunca me llamaban a mí y si lo hacían, preguntaban por los demás. El último en servir, el último en comer, el olvidado en los cumpleaños.

¿Podemos avanzar un poco más...?

Claro. En el colegio me paso más o menos lo mismo, no destacaba en los deportes, no sacaba dieces y, obviamente, no era el más popular de la clase. Marginado de los demás, era el último al que escogían, suspendía todo y mis compañeros se metían conmigo y como le caían bien a los profesores, hacían la vista gorda.
El último año fue el peor, estábamos a punto de dejar el colegio, hasta arriba de hormonas y con la edad del pavo jodiendo, con lo que toda la clase estaba revolucionada y yo era el puchinbol de sus golpes e insultos.

Todos lo pasamos mal en el colegio...

Déjame dudarlo. Me lo imagino como delegado de la clase. No, era demasiado para usted, pero no sacaba malas notas y sobresalía un poco más que los demás en los deportes. Eso le hizo mejorar las relaciones sociales, era amigo de todos, le invitaban a las fiestas y posiblemente tenía suerte con las chicas. ¿Su padre le dejo el coche y perdió su virginidad en él?

Estamos hablando de usted, mi pasado aquí no le importa.

Cierto, soy yo el que está al otro lado. En fin... Continuemos. Pase por distintos trabajos, todos de esfuerzo físico y bastante tiempo al sol. Ahí se me curtio el cuerpo, aunque claro, no tendría el cuerpo perfecto, tenía fuerza, pero mucha, mucha grasa. Era un gordo fuerte como se suele decir.

Al final conseguí encontrar un buen trabajo ¿Y sabe lo que era para los demás? Exacto, el último mono allí. Todos se hacían los majos conmigo, me hablaban bien, me preguntaban y fingían que les interesaba mi vida, pero era todo mentira, una fachada, todo el rato les veía hablar, reírse y sus miradas de asco (No siempre se puede disimular). Ellos tenían sus fiestas, sus quedadas, sus grupos y ni siquiera se molestaban en disimular delante de mí.

Vale, su vida era una mierda, hábleme ahora de su novia.

¡Ex! Es mi exnovia.

Pero bueno ¿Que puedo contar de ella? Le gustaba hacerse la víctima, sus mejores frases eran las de "yo no tengo amigos", "nadie me quiere" y demás ¿Pero sabe una cosa? Siempre estaba rodeada de gente, todos le hablaban a ella, todos preguntaban por ella. Mi familia, mis amigos, hasta mis compañeros hablaban más de ella que yo. No quiero decir que me los robase, no se puede robar a quien no tiene. Pero cuando estaba con ella empecé a verlo, cada día un poco más. Hablaban con nosotros y de nuestras posesiones, pero siempre en singular, nunca en plural, siempre era todo suyo. Empezamos a quedar, juntamos ambos grupos de amigos, pero acabaron dejándome de lado, a no llamarme, a no escribirme, incluso los últimos días ni siquiera me miraban a la cara.

Entonces pensé ¿Soy invisible? ¿Pueden verme? ¿Oírme? ¿Saben siquiera que estoy aquí? Me replantee hasta mi propia existencia, no saben lo doloroso que es saber que nadie te quiere, que nadie te escucha y sobretodo, que nadie te llorará...

¿Por eso la mato, para hacerse ver?

Si. Me vi todos los foros, blogs, películas y series gore que encontré. Bucee por lo más profundo de internet, me metí en los peores callejones, los peores antros y fui varías veces a la cárcel de visita. Necesitaba tener la mayor información posible, si realmente era invisible, por muy asqueroso y brutal de mi asesinato nadie se daría cuenta, podría salir andando con 100 personas alrededor y nadie me vería. Sería un fantasma.

Pero lo vieron, por eso está aquí. A punto de ir a la cárcel y no precisamente de visita...

Lo sé. Al fin he conseguido hacer lo que tanto deseaba. Ya no seré un don nadie, todos conocerán mi nombre, mi cara, mi historia... Al fin he conseguido dejar de ser invisible.

miércoles, 15 de julio de 2020

En las sombras


Vuelvo a mirar el reloj. Las 3 de la mañana.

-Otra vez...- Pienso mientras dejo caer mi cabeza sobre la almohada. -Todas las noches igual...-

Me giro sobre mi mismo para ver si puedo volver a dormirme rápidamente, pero tras un rápido parpadeo algo llama mi atención. Me quedo paralizado, mi mente trabaja a toda prisa intentando sacar una explicación, pero yo se lo que estoy viendo.

Intento encender la luz, pero mi mano no se mueve, intento gritar, pero de mi boca no sale ningún sonido, por un segundo creo que ni parpadeo. Mi corazón no para de latir, cada vez más fuerte, cada vez más rápido. Veo que se empieza a mover y... Suena el despertador, lo ignoro y me giro rápidamente. La silla esta vacía ¿Habrá sido un sueño?

Me despierto sobresaltado. He cenado demasiado y me esta pasando factura. Levanto la cabeza para mirar el reloj. Las 3 de la mañana.

-No puede ser, tiene que ser una broma. Es imposible que lleve una semana despertándome todos los días a la misma hora.

Me giro, hecho mano de la botella que tengo en la mesilla y le doy un trago largo, la vuelvo a dejar, pero antes de que pueda llegar a soltarla vuelvo a verlo.

-!Imposible! Es mi imaginación. Es mi imaginación. !Duérmete!- Me grito mentalmente, pero mi cuerpo no responde. Sigo teniendo agarrada la botella. Noto que la estoy apretando con mucha fuerza, pero no puedo soltarla. Vuelve a moverse. !Se ha levantado! Mi corazón late desbocado y... Suena el despertador. Me incorporo rápidamente, la silla sigue vacía. Pero al levantarme me noto los pies mojados. Miro al suelo y veo un gran charco de agua. Desvió la mirada hacia la mesilla y puedo ver mi botella volcada y tan estrujada que esta inservible.

-No puede haber sido un sueño.- Me digo. -No 2 veces seguidas.

Me despierto súbitamente. He tenido una pesadilla. Tapo mi cara con mis manos, pienso en mirar el reloj, pero no me atrevo a mirar. Las 3 de la mañana. Mi temor a causa de la pesadilla va aumentando. Me quedo mirando el reloj, esperando que cambie de minuto, que pase todo ya. Me da pánico girarme hacia la silla.

Sigo mirando el reloj. He estado contando y ha pasado más de 1 minuto. Según mis cálculos han pasado muchos más, pero el reloj sigue marcando las 3 en punto. Sentado en la cama, giro la cabeza lentamente, como si no quisiera que se viera que me estoy moviendo, dando a entender que sigo mirando el reloj.

Ahí esta de nuevo. Un escalofrió recorre mi alma.

-¡No! ¡No puede ser! ¡He sacado la silla de la habitación!

Ahí, sentado frente a mí. Sin mover un solo musculo. Vuelve a moverse, a levantarse. ¡Camina hacia mí! El corazón quiere salir de mi pecho. Salir corriendo. Pero al igual que mi cuerpo, no se mueve, se queda inmóvil.

Vuelve a sonar el despertador. Salto de la cama, cojo la silla y la lanzo por la ventana con un sonoro grito. Por suerte aún no hay nadie en la calle. Desde mi ventana veo estallar la silla en pedazos y esparcirse en todas las direcciones.

-Se acabo. Esta noche pienso dormir del tirón.

Me meto en la cama, miro a mi alrededor, la silla ha dejado un hueco vacío. Pienso en comprar una nueva, pero descarto esa idea rápidamente. -Por la mañana pensare que poner ahí.- Digo. -No tengo prisa, no es malo tener un espacio libre.

Estoy incomodo, siento un dolor en el pecho, más calor de lo normal y me cuesta moverme. Siento una sensación extraña, como si me mirasen fijamente. Abro los ojos, pero no quiero creer lo que ven. Mi boca se abre de par en par y donde debería haber un grito desgarrador, sólo hay silencio. Una lagrima cae por mi mejilla mientras pienso en la silla haciéndose trizas contra el suelo.

Era mi seguro y yo lo he destruido. Se lo he puesto en bandeja. Veo que gira la cabeza mientras sonríe burlonamente y noto como su mano me atraviesa el alma.

El reloj muestra las 3 de la mañana.