viernes, 21 de febrero de 2014

Marcha forzada


Teníais una habitación completamente vacía que nadie la quería y nunca había nadie allí.
“Perfecto” pensamos “Aquí no nos molestaran y no molestaremos a nadie”. Así fue los primeros meses, empezamos con poco pero fuimos metiendo cosas, organizando a nuestro gusto y pasando allí cada vez más tiempo.
Pasaron los meses y la gente empezó a ver la habitación con otros ojos. Ahora que nosotros estábamos ahí la gente iba poco a poco metiéndose, hacer unas fotos, coser, ver películas, jugar, hablar por teléfono... cosas que no nos importaban, pues realmente esa habitación era de “todos” y no íbamos a ser nosotros más que nadie. Pero según pasaba el tiempo las entradas y salidas de los demás fueron aumentando, quitándonos la habitación para hacer algo que podrían hacer en cualquier parte de la casa. Pero no, preferían estar allí y jodernos un rato.
Paso más tiempo y ahora ya casi no podemos ni entrar, al listo de la casa le ha dado por autoproclamarse dueño de la habitación, con lo que según sale de la suya propia, se encierra en la “nuestra”, (si, sale de un cuarto para meterse en otro...) desterrándonos de la única habitación que nadie usaba, que nadie quería y que nadie se acordaba que la tenia siquiera...
Y yo me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué ahora que estamos nosotros tenéis que estar todo el día en ella? ¿No habías tenido tiempo de “haceros” con ella antes? ¿O es qué simplemente os gusta quitarle las cosas a los demás?

Concluyo diciendo que si el día que espero llega y no se ha solucionado nada, dejare de ver esa habitación como “nuestra” y dejare de mirar. No seré yo quien se meta ahí. Si quieren hablar hablaremos, si no y siguen en sus 13, me olvidare de la susodicha habitación. Ya no existirá para mi y simplemente dejare que se vayan borrando los recuerdos que tanto me gustaban y que ya no podre volver hacer por culpa de...
Si la recuperamos bien, si no, pues una cosa menos... sera una verdadera pena, pero no pienso pelear contra alguien que no se merece tener nada, que ahora tenga 2 habitaciones y que además le defiendan. No seré yo el malo. Le diré adiós a la habitación con pena y sabiendo que ya no volveré a entrar ahí.